“¡Me traes por la calle de la amargura!” es una frase que seguramente te han dicho tus papás decenas de veces. Hoy esa frase es usada para regañar a un niño, quizá cuando suspende o se empeña en ser un rebelde sin causa durante la adolescencia. Los padres, desesperados, no saben qué decir además de esa frase. Pero… ¿sabes de dónde viene? Como muchas otras frases, proviene de una leyenda que podemos rastrear. 

Pues debes saber que esas palabras están relacionadas con la Inquisición. Recordarás que cuando se condenaba a una persona a muerte (ya fuera ahorcada, a través del garrote vil o quemada si era acusada de bruja), las ejecuciones eran públicas, es decir que la gente asistía a ver el episodio. Estos castigos se llevaban a cabo en la Plaza Mayor de Madrid. La leyenda cuenta que los familiares de los condenados entraban a la Plaza Mayor por una calle en particular (la actual Siete de julio). Ahí, pues, lloraban la futura pérdida de las personas a las que habían amado hasta ese día. Aquello dio lugar a que ese camino fuera denominado como “Calle de la amargura”. 

Como con toda buena leyenda, hay más versiones de la historia, pues algunos afirman que, de hecho, ésa era la calle por donde entraban los propios condenados. Otros más declaran que no tiene nada que ver con la Inquisición, sino que en ese camino crecían unas hierbas de sabor amargo. 

Una última versión dice que, en realidad, el episodio histórico al que debemos remontarnos es la partida de los soldados con los que Alfonso XI se propuso combatir a los musulmanes en Algeciras. Los hombres se despidieron de su familia en aquel camino que, por los sentimientos ahí vertidos, obtuvo el famoso nombre. 

Los nombres de las calles suelen guardar un significado y suelen estar causados por algo. Si vas por Paseo de Extremadura te puedes encontrar con la calle de la Amargura, muy cerca de Alto de Extremadura, en la zona noroeste de la ciudad. 

Hace muchos años, cuando Alfonso XI estaba en el poder, esta zona destacaba por ser un lugar próspero de agua y bosques (qué contraste con la actualidad). El monarca se perdía por los bosques de esta zona, ya que era un asiduo de la caza. 

Pero por otro lado, Alfonso XI quería reconquistar la península y acabar con los moros y para ello reunió a cuanta gente puedo en sus mesnadas (compañía de gente de armas). Quería llegar hasta Algeciras y dar alcance a los moros para hacer efectiva la Reconquista de España. 

Cuenta la leyenda que todos los hombres de la ciudad acudieron a la llamada del monarca para poner orden en la península. Aunque las referencias históricas del lugar en el que se reunieron para partir hacia el sur de España no están claras, ya que unos dicen que fue en la calle de la Amargura y otros en la calle Siete de Julio (a más de dos kilómetros de la actual calle de la Amargura). 

Sea como fuere, en la despedida de los soldados la pena era mucha. Las mujeres, novias, madres y hermanas que estaban allí despidiendo a los valientes no paraban de llorar: “cuanta amargura”, era lo más repetido. 

Es por ello por lo que la leyenda cuenta que así nació la calle de la Amargura, aunque quizás, por la falta de referencias, esta estaba más céntrica, junto a la mencionada calle Siete de Julio, y no en el lugar en el que se la conoce en la actualidad. 

La leyenda cuenta que los familiares de los condenados entraban a la Plaza Mayor por una calle en particular (la actual Siete de julio). Ahí, pues, lloraban la futura pérdida de las personas a las que habían amado hasta ese día. Aquello dio lugar a que ese camino fuera denominado como “Calle de la amargura”.